La chatarra de autos, resucita através del arte

En un mundo donde creemos haber visto todo, donde nuestro consumismo nos rebasa y el reciclaje se vuelve una práctica importante, se debe destacar que la industria automotriz no se encuentra lejos de este ámbito ecológico; pues se puede reciclar hasta el 85% de un automóvil.
Se reutilizan los fluidos, el plástico, los neumáticos, el 25% de las carcasas de autos nuevos provienen de acero reciclado, el 90% del aluminio del vehículo se recicla, se usa para partes nuevas del automóvil; además de todo esto, se le puede añadir un twist: El arte.
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Obras
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Esta fue la apuesta que hizo Joaquín Arbiza, un escultor uruguayo de 27 años, que a partir de una frustración de no poder hacer un Go Kart 100% funcional, aprovechó las refacciones y decidió resucitarlo a través del arte: Creó una escultura de un sujeto tono mate, y de ahí no paró.
Trabaja con partes de automóviles y motocicletas, que encuentra en chatarreros, logrando encontrar piezas de marcas que podrían parecernos imaginables para poder llevar a cabo sus obras. Unas de ellas son el característico cavallino rampante de Ferrari y el imponente toro de Lamborghini, que si bien le fue más difícil encontrar estas piezas originales, insistió hasta hallarlas, pues le da un mayor significado a las piezas.
Arbiza siempre busca conectar emocionalmente las esculturas con sus clientes, tal es el caso de la escultura que le hizo a Horacio Pagani, fundador de Pagani Automobili, para celebrar el 20 aniversario del Zonda, en la cual un cliente encontró el primer auto de Pagani: Un Toyota Corolla de 1982.
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Creó una obra de tres metros de altura, usando las piezas de ese auto, en la cual se muestra la silueta del Zonda en una pared, que encantó a los espectadores. La relación con Pagani no terminó ahí, pues continúa con proyectos para la casa automovilística.
Desde una escultura del piloto de motociclismo Valentino Rossi para el MotoGP argentino, unos caballos para una financiera brasileña, hasta unos felinos para una reserva inglesa; Joaquín Arbiza internacionaliza su talento, permitiendo que los autos puedan seguir recorriendo el mundo en su segunda vida.